jueves, 17 de enero de 2013

Illia volvé...!

Por José Antonio Artusi
A modo de homenaje a la memoria de Arturo Umberto Illia, a 30 años de su fallecimiento.


Forma parte de las tantas "zonceras" argentinas - tonterías que se repiten como loros sin pensar demasiado lo que se dice - sostener que Arturo Umberto Illia, de cuya muerte se cumplen este 18 de Enero 30 años, fue un político honesto y austero, a la vez que un gobernante ineficiente, lento, ineficaz, y cultor de ideas vetustas, incapaz de comprender las exigencias de los nuevos tiempos.

Algunos de sus propios detractores, en una sutil y hábil maniobra para desmerecer su estatura histórica, enfatizan deliberadamente su ejemplaridad ética precisamente para enmascarar o negar su gigantesca dimensión de estadista exitoso como pocos, poseedor de una cultura inusual en los gobernantes argentinos, profundo conocedor del mundo y sus problemas, imbuido de una lúcida visión de futuro de los desafíos del país y de su gente

Pocas zonceras como ésta, reflejada en el recordado mote de la "tortuga", están más lejos de la realidad.

Por eso, a 30 años de la muerte de este gran prócer, a modo de homenaje, no repetiremos los lugares comunes referidos a su proverbial austeridad republicana y su inquebrantable honestidad administrativa. Nadie desconoce hoy que Illia se fue de la Casa Rosada más pobre que cuando entró, y que su única propiedad fue una casa donada por sus vecinos de Cruz del Eje, adquirida por suscripción popular. Pero sí muchos desconocen lo que fue capaz de hacer en tan breve lapso, desde el 12 de Octubre de 1963, en que asume la Presidencia de la República, hasta el 28 de Junio de 1966, en que es derrocado por un grupo de militares cuyo nombre quedará para siempre en la ignominia de la historia. En menos de 3 años, la "tortuga", entre otros muchos logros de gobierno;

- Eliminó las proscripciones al peronismo y al comunismo. y se promulgaron penalidades a la discriminación y violencia racial.

- Promulgó la Ley 16.459, del salario mínimo, vital y móvil, previa a la constitución del Consejo del Salario, integrado por representantes del Gobierno, los empresarios y los sindicatos.

- Promovió la Ley de Abastecimiento, destinada a controlar los precios de la canasta familiar y la fijación de montos mínimos de jubilaciones y pensiones.

- Cumpliendo estrictamente lo prometido en la campaña electoral, en la senda de Yrigoyen, Alvear y Mosconi, de defensa del petróleo argentino al servicio del desarrollo con autodeterminación, firmó los Decretos 744/63 y 745/63 que anulaban los contratos petroleros de Frondizi, por "vicios de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación"; recuperando así la soberanía energética.

- Aumentó la incidencia de la educación en el Presupuesto Nacional. Del 12% en 1963, al 17% en 1964, y al 23% en 1965. Promovió la educación popular, laica, gratuita y obligatoria. Fortaleció la autonomía universitaria y jerarquizó los estudios superiores hasta niveles nunca superados después.

- Puso en marcha el Plan Nacional de Alfabetización.

- Promulgó la Ley 16.462, de medicamentos, también llamada Ley Oñativia en homenaje al Ministro de Salud Arturo Oñativia. Establecía una política de precios y de control de medicamentos, congelando los precios a los vigentes a fines de 1963, fijando límites para los gastos de propaganda, imponiendo límites a la posibilidad de realizar pagos al exterior en concepto de regalías y de compra de insumos. La Ley de Medicamentos, al propio tiempo que promovía la industria de los laboratorios nacionales, disminuyó drásticamente el costo de los remedios medicinales, considerados un bien social.

- Hizo crecer la economía como nunca antes. El PBI, luego de un retroceso del -2,4% en 1963, creció un 10,3% en 1964 y un 9,1% en 1965. El Producto Bruto Industrial, luego de un retroceso de -4,1% en 1963, creció un 18,9% (sí, leyó bien, casi 19%) en 1964 y un 13,8% en 1965.

- Disminuyó la deuda externa, de 3.400 millones de dólares a 2.600 millones.

- Hizo crecer el ingreso de los trabajadores: el salario real horario creció entre diciembre de 1963 y diciembre de 1964 un 9,6%.

- Hizo bajar la desocupación: pasó de 8,8% en 1963 a 5,2% en 1966.

- Se opuso a la intervención armada de los Estados Unidos en la República Dominicana. Obtuvo una resolución favorable en la ONU, que obligaba a Gran Bretaña a la discusión sobre la soberanía en las islas Malvinas, en el marco que orientaba la descolonización de todos los territorios hasta entonces sometidos a diversos grados de dominación imperialista.

- Fue un impulsor convencido de la planificación indicativa, con el Plan Nacional de Desarrollo, un riguroso modelo de transformación democrática de las estructuras económicas y sociales.

- Intentó modificar la ley de asociaciones profesionales: el manejo de los fondos se repartiría, de acuerdo con esa iniciativa, entre la central, la Federación provincial y el sindicato de base. Se estipulaba, asimismo, la participación de las minorías en las direcciones gremiales.

- Gobernó sin estado de sitio, combatió la incipiente insurgencia guerrillera con la fuerza de la ley, levantó proscripciones, y fue un celoso defensor de la independecia de los poderes y de la libertad de prensa.

- Promovió un activo desarrollo de la hidroelectricidad - impulsando entre otros el proyecto de la represa de Salto Grande - y la energía atómica

Vale la pena recordar que Ramiro Casasbellas, periodista de Primera Plana, publicación abanderada en escribir barbaridades contra el gobierno de Illia , reconocía tardíamente: “El gobierno de Don Arturo Illia no abusó un milímetro de sus poderes; en cambio, buena parte de los ciudadanos abusamos de los derechos que ese gobierno cuidó y afianzó con celo extraordinario. Al recato en el mandato lo denominamos ‘vacío de poder’; al irrestricto cumplimiento de las leyes, empezando por la máxima ‘formalidad democrática’; a la moderación ‘lentitud’; a la labor silenciosa y certera, sin autobombos ni desplantes, ‘ineficacia’ y ‘burocratismo’; al repudio de la demagogia, ‘sectarismo’; al ánimo de concordia, ‘falta de autoridad’; y a la severa reivindicación de una doctrina nacional, popular y cristiana, ‘exigencias de comité’. Éramos nosotros los sectarios, los que carecíamos de autoridad”.

Los opositores al gobierno de Illia, miopes y mezquinos en su gran mayoría, caricaturizaron y vilipendiaron su gobierno, ayudando a la conspiración de los grandes intereses transnacionales que alentaron su derrocamiento. De ciertos periodistas, de ciertos políticos, de la burocracia sindical, de las fuerzas armadas; la dignidad de la República todavía espera un mea culpa y una autocrítica.

A 30 años de su muerte, la memoria y el ejemplo de Arturo Illia nos obigan a seguir luchando por la verdadera "revolución democrática" a la que el entregó sus mejores esfuerzos.-

José Antonio Artusi



Foto: Arturo Umberto Illia en un acto en Concepción del Uruguay. Archivo del Instituto Hipólito Yrigoyen.

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