jueves, 17 de diciembre de 2015

Los desafíos del gobierno nacional

Por José Antonio Artusi * 
El Presidente Macri, su gobierno, y la coalición Cambiemos tienen por delante un enorme desafío: nada más y nada menos que cerrar definitivamente el ciclo populista, consolidar a futuro la democracia republicana y sentar las bases para construir una democracia social moderna, una en la que se pueda decir, como Raúl Alfonsín, que es aquella en la “se come, se cura, y se educa”. 
La tarea no será fácil, estará atravesada por innumerables escollos y complejidades, suscitará conflictos y tendrá enfrente a quienes no quieren – porque no les conviene – que el gobierno logre salir adelante. Las primeras señales, de todos modos, son alentadoras e invitan al optimismo. Más por los desatinos de la Presidente Cristina Fernández que por otra cosa, cierto ejercicio de la normalidad que en otro país pasaría desapercibido pasó a ser por algunas horas motivo de asombro y cosechó elogios para la nueva administración: diálogo con líderes de la oposición, reunión con gobernadores, conferencias de prensa, etc.. En el mensaje ante la Asamblea Legislativa, el Presidente ratificó los ejes de su gestión: lucha contra la pobreza, combate frontal contra el narcotráfico, y unión nacional. Todo ello en el marco de un gobierno transparente, que haga realidad el acceso a la información pública, que respete la independencia del Poder Judicial y procure una reforma política acorde al siglo XXI. Pueden parecer frases hechas o promesas de campaña, pero está claro que son cuestiones centrales que resumen buena parte de las demandas más legítimas de la mayoría de la sociedad, y por lo tanto en los resultados concretos de las políticas públicas destinadas a hacerlos realidad se cifrará una porción considerable de las condiciones de gobernabilidad de los próximos años. 
El primer eje, el de la lucha contra la pobreza, no puede escindirse del escenario macroeconómico, marcado por una pesada herencia de déficit fiscal (mucho mayor que el previsto inicialmente), inflación, caída de reservas del Banco Central, atraso cambiario, crisis energética, falta de competitividad de nuestra producción, falta de inversión en infraestructura, economías regionales y provincias quebradas, etc.. No es menos pesada la herencia en el plano social, con 1 de cada 4 argentinos bajo la línea de la pobreza, y 4 de cada 10 chicos en tal situación, a pesar de las mentiras del INDEC y el gigantesco esfuerzo del aparato de propaganda por imponer las falacias de un relato impostor. Un primer paso, de importancia clave desde el punto de vista político, será mostrar claramente lo que Ricardo Lafferriere denomina “la estremecedora dimensión del desastre” (ver nota en Facebook). La eliminación de retenciones en maíz, trigo y economías regionales y la reducción en el caso de la soja puede actuar, además de mostrar que algunas promesas de campaña pueden cumplirse rápidamente mientras otras deberán necesariamente esperar que se den las condiciones adecuadas, como un poderoso incentivo a la dinamización y recuperación del sector agropecuario y las economías regionales. El costo fiscal de las medidas deberá balancearse con mayores ingresos por impuesto a las ganancias y otras herramientas impositivas. Otras medidas serán necesarias para proteger el poder adquisitivo del salario, tal como el aumento del mínimo no imponible en ganancias, y queda por ver de qué manera se concreta la anunciada universalización de las prestaciones sociales, en pos de garantizar derechos y eliminar mecanismos clientelares de dominación. La eficacia lograda en las estrategias que se implementen para concretar estos objetivos será fundamental en la obtención de “oxígeno” político, que todo gobierno necesita en sus primeros días, máxime en este caso en el que la administración saliente deja todo un arsenal de bombas listas para explotar, y cuya desactivación generará en muchos casos cierto costo político, como en el caso de la necesidad de reformular racionalmente ciertas tarifas de servicios públicos. 
En el prólogo al genial libro de Carlos Matus “Los tres cinturones del gobierno”, Luis Babino sostiene que “los 3 cinturones son los 3 balances de gobierno que conforman el balance global: el político, el económico y el de gestión cotidiana. Matus nos alerta a través de una imagen más que gráfica para los dirigentes: ¡nunca apriete los 3 cinturones a la vez!”. Los estrategas del gobierno harán bien en tener en cuenta esta advertencia. 
Los otros ejes, de naturaleza eminentemente política, también deberán fundarse en un claro balance del gobierno que se va. La corrupción generalizada como matriz de acumulación económica al servicio de la acumulación de poder político, el sometimiento de la Justicia, la crisis del federalismo y las autonomías municipales, el capitalismo prebendario y parasitario de amigos, la utilización de medios públicos al servicio de una campaña de propaganda fascistoide, la compra y domesticación de medios y periodistas a través de la pauta oficial, la inacción y en ocasiones hasta la complicidad frente a la penetración del narcotráfico y el crimen organizado, son todas cuestiones que deberán ser mostradas a la luz del día, y será necesario que la Justicia investigue y condene a los responsables de hechos de corrupción escandalosos que no deben quedar impunes. Como contracara de todo ello, deberán impulsarse cambios concretos y visibles que hagan que la ciudadanía sienta que efectivamente el “cambiamos” y el “sí, se pudo” valió la pena. Un gobierno transparente y abierto, tolerancia cero a la corrupción, una justicia independiente, medios públicos funcionando como tales y no como bastiones de propaganda sectaria, una reforma política que modernice nuestro sistema electoral, la recuperación del federalismo y de cierta cultura del diálogo político y la busca de acuerdos pueden ser mojones que vayan construyendo ese camino en pos de la unión nacional, que lejos de ser una frase hueca es un requisito indispensable de la convivencia civilizada en un Estado de derecho al amparo de la Constitución Nacional. 
Una imagen que valdrá más que mil palabras acerca del logro de estos grandes desafíos será la del 10 de Diciembre de 2019. El Presidente Macri entregando el mando a otro presidente constitucional, o acaso a sí mismo tras su reelección. Es una escena que no se repite desde 1928, cuando Marcelo de Alvear entregó los atributos presidenciales a Hipólito Yrigoyen. Luego de la irrupción del peronismo, nunca un presidente constitucional no peronista logró terminar su mandato. Esa imagen será el símbolo del triunfo de la democracia republicana, la única en la que será posible la democracia social, y el ocaso definitivo del autoritarismo populista que tanto daño ha hecho. Los desafíos son enormes, pero vale la pena el intento. Adelante…! 
* José Antonio Artusi es diputado provincial del bloque Cambiemos

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