martes, 8 de enero de 2008

Una cosa es adecuarse y otra cosa es travestirse

Por Enrique Pereira (*)

Nadie, en su sano juicio, puede pretender que un partido político, cualquiera sea, permanezca inmutable a través de la décadas y ,menos aun, en el caso del Partido Socialista Obrero Español que, desde su última actuación pública en España, allá por marzo de 1939 hasta la primera tras la ominosa guerra civil y la no menos sombría tiranía trogrodita de F. Franco, debió pasar de la clandestinidad a la actividad abierta y, casi sin transición, al gobierno de la Península.Sin embargo, además de adecuarse a la realidad, abandonando el credo marxista, para encarrilarse en pensamientos más modernos, lo incomprensible, salvo en clave de puro y duro pragmatismo, es la “recuperación” de una especie de pensamiento neocolonista que, en pareja con el neoliberalismo más extremo, el de Carlos Menem y todos lo que por entonces era hiper neoliberales (y ahora reniegan de esa postura como de la peste bubónica). Es obvio que, salvo algunos matices, para hallarlos hay que ser dueño de una enorme paciencia y una lupa de tremendo alcance; lo real es que el PSOE, o mejor dicho los dirigentes del PSOE en el gobierno, no tuvieron la más mínima vacilación en participar como favorecidos, en la triste repartija que del patrimonio nacional argentino se efectuó en la década de los '90.Que Menem lo haya hecho (y no él como único responsable) es comprensible y casi natural en personas que tienen como meta estar pegados como con la gotita a los sitios con influencia larga. Pero si lo es en los herederos de muy cercanas y terribles luchas, exilios, fusilamientos, torturas, como fueron los que tuvieron tres años de una espantosa guerra civil y una interminable edad de piedra de casi cuarenta años más.En aquellos tiempos (nadie lo ignora) fue la Unión Cívica Radical el único partido de relieve nacional que apoyó sin condiciones, como su presidente, Marcelo T, de Alvear, al frente a la lucha de los republicanos españoles, día tras día, en esos tres largos años y luego en las interminables décadas de la dictadura.Sin embargo, a la hora del despilfarro argentino, más que “madre patria”, el gobierno español transformó a España en una especie de tenedora de garfios para pesar lo que estuviese a mano. Participó, con notable voracidad, en el festín...En los últimos comicios fue casi sin disimulo el apoyo de cada uno de los altos funcionarios españoles a la fórmula gobernante.Obviamente que cada cual apoya a quien más le viene en gana, a quien más le conviene, con quien tiene más afinidad.Antes, un antes no muy viejo, el PSOE coincidía con sus homólogos locales y con la UCR.Es evidente que ahora no es así.Va de suyo. también, que tanto el PSOE como la UCR pertenecen a la Internacional Socialista y que en el organismo internacional existen matices diferenciadores, por razones y causas que no es ésta la ocasión de enumerar ni analizar.Pero también es verdad que es tiempo de preguntarse si es razonable, entendible, que en la misma organización política estén los colonizados y los colonizadores. No se tarta de ir juntos a ver una obra de teatro, sino –reitero– de una organización política, diferenciadora, al pertenecerse a ella, de otras internacionales.Entiendo, por ello, que sería útil, para que comience la recuperación cívica de la UCR, de cara a la sociedad, que se abandonen los mensajes autocontradictorios y se retomen claras sendas, en varios andariveles, para que esa recuperación se haga, sin apuros, sin prisas y sin pausas.

(*) Secretario de Formación Política de la Mesa del Comité Nacional de la Unión Cívica Radical

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