Por Pedro J. Azcoiti
"...su voz no se dejará de oir, ni sus enseñanzas de ser recordadas". Esta frase pronunciada por el Dr. Carlos Perette al despedir los restos de Crisólogo Larralde, parecen a 46 años de aquella pérdida, confirmarse plenamente.
El paso del tiempo no ha logrado –ni lo logrará mientras existan las causas que alimentaron su lucha- oscurecer su recuerdo.
Por el contrario, la distancia solo hace engrandecer la figura de ese paladín de la justicia social, de la dignidad del trabajador, de la democracia, de quien pudo decir de si mismo “he peleado por tantos que lo ignoran”.
No fue la de Larralde una vida fácil; desde muy chico supo del esfuerzo del trabajo para poder alejar el fantasma de la miseria.
Sabía decir” fui sucesivamente peón de reparto, aprendiz gráfico, juntador de maíz en dos cosechas, ayudante de herrero, cargador de bolsas en Casa Amarilla”.
Fue tal vez esa niñez de trabajo lo que lo impulsó a abrazar la causa de los desposeídos, a dedicar su vida a luchar por la elevación social de los asalariados.
Afiliado a la UCR desde los 18 años, se identificó plenamente con Hipólito Yrigoyen, quien a raíz de un artículo publicado por Crisólogo en “ La Libertad ” le concedió una entrevista.
Día inolvidable ese para este singular joven; en su madurez recordaría: “Salí caminando, emprendí el regreso hasta Avellaneda a pié, porque no tenía diez centavos para el tranvía. Ni me di cuenta de las cuadras que caminé, iba gustando esa íntima dulzura de haber estado con Hipólito Yrigoyen. Quien me lo iba a creer si yo era un “rasca”?”
La caída de Yrigoyen y del civismo desató una represión brutal de la que no escapó Larralde. Pero ni cárcel hizo mella en sus convicciones; era además demasiado generoso para guardar resentimiento.
Elegido diputado provincial en la memorable elección del 5 de abril de 1931, no llegó a incorporarse debido a la anulación del comicio por el gobierno de Uriburu.
Ocupó a la largo de su vida numerosas candidaturas y cargos partidarios, pero todos ellos con una constante: no lo hacía para satisfacer su vanidad personal o gozar de los halagos del poder, sino para servir mejor desde allí –como lo expresara en unos versos encontrados después de su muerte- “a mi viejo/mi joven, mi niño/ sueño igualitario, libertario/ fraternal”, porque estaba convencido que “la vida, la hermosa vida/ solo se realiza/ cuando la vamos dando/ paulatina, totalmente/ por la vida del hombre ignorado/ por el hermano que nos desconoce/ y acaso nos golpea”.
Suprimir el amo
En las horas difíciles y confusas de la historia del país que le tocó actuar supo mantener la calma y no dejarse envolver por las pasiones.
Bien sabía que “para el hombre, para los pueblos, el problema no es cambiar de amo, sino suprimir el amo”. “Nadie podrá llegar a ser feliz si no es libre”, afirmaba.
Por eso, su prédica permanente se centró en la necesidad de construir una Argentina donde reine la justicia social.
Solía decir que “las paz social debe ser la resultante de la justicia económica, de la satisfacción de los anhelos legítimos del hombre del trabajo”.
Lúcido estudioso y conocedor de los problemas laborales, fue el gran inspirador del artículo 14 bis de la Constitución nacional y los derechos en él enumerados.
Fue demasiado rica y fecunda su vida para poder reseñarla en estas pocas líneas. Por otra parte, todo lo suyo es una enseñanza pendiente, un mandato que nos compromete.
Hasta su muerte, ocurrida durante la campaña electoral de 1962 para la cual era candidato a Gobernador de Buenos Aires, fue como un símbolo de su vida.
Cayó un 22 de Febrero con su noble corazón abatido, ocupando una tribuna en la barriada obrera de Berisso, rodeado por aquellos por los que había luchado y para los cuales dejó su mensaje que hoy como entonces sigue manteniendo fresca su vigencia:
“Creer, creer, creer siempre/ obstinadamente/ en el sueño increíble/ en el canto no escuchado/ en la acción irrealizable/ en la meta inalcanzable/ en el goce no sentido/ de un triunfo no alcanzado”.-
Vicepresidente Primero Bloque de Diputados Nacionales de la UCR
Fuente: http://www.quirosdigital.blogspot.com/
ALEJANDRO CARBÓ
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Alejandro Carbó Ortiz nació en Paraná el 16 de abril de 1862 y murió en
Córdoba el 1º de julio de 1930. Se destacó como docente y legislador. Tres
de s...
Hace 4 días
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