miércoles, 16 de abril de 2008

El sacamuelas de Giles

Por Diego Barovero

A raíz del conflicto de intereses que enfrentó al gobierno de la señora de Kirchner con el multimedio Clarín, pudo observarse en un acto a jóvenes adherentes al Partido Justicialista o al Frente para la Victoria (valen ambas denominaciones) identificados por medio de una agrupación denominada "La Cámpora" conducida (sic) por el hijo de la presidenta y el ex presidente, Máximo Kirchner.
Se trata, al parecer, de un grupo de chicos y chicas que suelen ser convocados a través de mensajes SMS por celular por consignas al estilo "vayan para Olivos, le están haciendo un cacerolazo a mis viejos".
La muchachada al parecer eligió identificar su espacio como una suerte de reconocimiento a la figura de "El Tío" al que algunos jóvenes de hace treinta años, entre los que se encuentran los progenitores de Máximo, visualizaban como la contracara izquierdista del peronismo de los años setenta.
Una vez más se demuestra que la ignorancia de la historia puede inducir a cometer gruesos errores, así como indujo a los jovenes de entonces a creer que Cámpora era de izquierda (una vez que comprobaron que Perón no lo era) estos jóvenes actuales caen en el mismo recurrente y ridículo error, confusión que a su tiempo tuvo consecuencias nefastas para el país y para la juventud especialmente.
Es obvio que quienes hoy reivindican al oscuro odontólogo del pueblo de San Andrés de Giles ignoran que sus inicios políticos en la década del treinta (la Década Infame) fue en las filas del conservadorismo de Manuel Fresco que ganaba elecciones por medio del fraude y la violencia.
Más adelante, cuando un sonriente coronel luego ascendido a teniente general por ley del Congreso comenzó a formar con el apoyo del aparato estatal una fuerza política para dar sustento electoral a la dictadura militar, Cámpora, como otros conservadores de su época y su provincia se plegaron al movimiento a través de una rama denominada Partido Independiente, que junto con la UCR Junta Renovadora de Hortensio Quijano y el Partido Laborista de Cipriano Reyes, debieron refundirse en el Partido Peronista (así denominado legalmente) a una orden de su líder carismático.
Electo diputado nacional en 1946, la condescendencia e identificación ciega de Cámpora con el matrimonio Perón (que lo llevó a declarar orgulloso que "más que consecuente soy obsecuente") le valió ser posteriormente promovido a la presidencia de la Cámara.
Son conocidas sus artimañas y constan en los diarios de sesiones, para silenciar a los pocos diputados opositores en los debates parlamentarios de entonces.
Tras la caída de Perón le tocó ser encarcelado en Ushuaia (donde según Guillermo Patricio Kelly lloraba todo el día) y luego se fugó a Chile junto a sus compañeros de celda, entre los que se encontraban el mencionado Kelly, John William Cooke y Jorge Antonio.
Durante los años de proscripción peronista Cámpora se refugió en el ejercicio de su profesión, al parecer decidido a olvidar su vocación política de los tiempos de esplendor. Al fin y al cabo es más cómodo hacer política desde el oficialismo que desde la oposición.
Sin embargo, y dentro de la estrategia pendular permanente del líder exiliado que solía decir a cada uno lo que quería escuchar, Perón lo designó su delegado personal cuando en 1971 ya era evidente que los militares estaban decididos a reconciliarse con el derrocado camarada de armas en 1955 y le encomendarían hacerse cargo personalmente de poner la casa en orden, lo que incluía obviamente disciplinar a esa juventud díscola que integraba las "formaciones especiales".
Cámpora terminó siendo elegido presidente a raíz de la exclusión de Perón por una cláusula relativa a la residencia legal de los candidatos, pero cumplió acabadamente su papel de vicario ya que las designaciones de su gabinete pasaron por el estricto control del anciano caudillo que ubicó a su secretario y mentalista privado el ex cabo de policia José López Rega para que "marcara" de cerca al presidente.
Bastaron 49 días para que mediante un golpe de palacio anunciado anticipadamente a través de acciones desestabilizadoras, Perón y su círculo íntimo destituyeran al presidente constitucional elegido para cumplir un mandato de cuatro años. "La única verdad es la realidad", gustaba decir el viejo general, y la realidad es que el poder lo tenían él y López Rega. Y no les costó nada sacar del medio al oscuro sacamuelas de Giles que les había servido de pelele para atizar el fuego en tiempos pre electorales, pero que entonces le resultaba inútil para sosegar el clima de violencia de las organizaciones juveniles que creían que se venía en serio "La Patria Socialista".
Otra vez ahora como entonces, algunos muchachos y chicas que militan a través del blog y los mensajes de SMS, que reciben aportes estatales generosos para sus emprendimientos, pero ignorantes de la historia y de la realidad, y que creen entenderla por lo que les explican los padres y mentores que fueron jóvenes en aquel entonces y que también desconocían e ignoraban lo que pasaba a su alrededor. La historia demuestra que esa confusión trajo infaustas y dramáticas consecuencias.
Alguien dijo que la historia suele repetirse, la primera vez ocurre como drama y la segunda como farsa. Esperemos que el presagio no se cumpla.

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