Por Pepe Eliaschev
Ataviada como corresponde, con una coqueta boina de color negro, la presidente Cristina Kirhcner participó de una jornada parisiense en homenaje a Ingrid Betancourt y en reclamo por su pronta aparición. Es curioso el episodio, y ciertamente me permite algunas disquisiciones que, creo, son oportunas.
Jorge Julio López, argentino, nacido en General Villegas, provincia de Buenos Aires, en 1929, que ya había estado secuestrado y desaparecido por la pasada dictadura militar –estado en el que permaneció desde el 21 de octubre de 1976 hasta el 25 de junio de 1979-, fue secuestrado nuevamente y esta vez no ha aparecido. La última vez que López fue visto fue el 18 de septiembre de 2006 en la ciudad de La Plata.
Jorge Julio López era militante de base de una unidad básica peronista. Era albañil. Ciertamente, su condición militante determinó que estuviera en las mazmorras del régimen militar, específicamente bajo la responsabilidad de Miguel Etchecolatz, uno de los cabecillas del terror de Estado bonaerense, que hoy en día purga condena perpetua.
¿Por qué hablo de López cuando hablo de Ingrid Betancourt? Porque no se sabe que jamás la presidente Kirchner haya encabezado una marcha por la pronta aparición con vida de Jorge Julio López. Jorge Julio López -correctamente denominado como el primer desaparecido de la democracia argentina, que está a punto de cumplir 25 años-, desapareció mientras en la Argentina hay, teóricamente, Estado de derecho. Cuando el 18 de septiembre de 2006 López fue visto por última vez, en la Argentina regía el estado de derecho y era presidente el doctor Néstor Carlos Kirchner.
Sin embargo, esto no ha generado de parte del poder político una reacción que pueda ser equiparada, o de alguna manera comparada con la que ha motivado la presencia de Cristina Kirchner en París.
Por otro lado, al encabezar una marcha en la capital francesa en pro de la aparición con vida –o de las pruebas de vida- de Ingrid Betancourt, en lo que el gobierno francés está tan interesado, la Presidente tuvo palabras desafortunadas, una vez más, atribuyéndole la mayor responsabilidad del caso a la actuación que le corresponda al gobierno colombiano del presidente Álvaro Uribe. Ha dicho ella con toda claridad, que “el gobierno de Colombia debe cesar las operaciones militares para no entorpecer la misión humanitaria”.
Lo interesante es que Cristina Kirchner, además de pedirle a las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -organización responsable de millares de asesinatos, extorsiones y de cultivo de drogas prohibidas en Colombia- que liberen a Ingrid, dijo que “quienes más esfuerzo deben hacer para la liberación de estos obstáculos son precisamente quienes tienen la responsabilidad de conducir las instituciones de la democracia y facilitar el canje humanitario”. En una palabra, la presidente de Argentina le pide al gobierno legítimo y soberano de Colombia que negocie con los secuestradores, o sea que es quien más tiene que hacer, según ella, para que esto se corresponda con lo que ella plantea.
Curiosa dicotomía. Curiosa contradicción. Curiosa paradoja. En las calles argentinas, Cristina Kirchner jamás encabezó una marcha por la aparición con vida o por las pruebas de vida sobre Jorge Julio López. Jorge Julio López permanece secuestrado, habiendo sido eliminado de la vida cotidiana durante el gobierno del matrimonio Kirchner. Sin embargo esto no obsta para que la Presidente viaje 11.000 kilómetros, en un avión fletado especialmente, para participar de una marcha en París.
Curiosa, verdaderamente lamentable manera de encarnar el progresismo hoy en la Argentina.
Fuente: http://www.perfilblogs.com.ar
ALEJANDRO CARBÓ
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Alejandro Carbó Ortiz nació en Paraná el 16 de abril de 1862 y murió en
Córdoba el 1º de julio de 1930. Se destacó como docente y legislador. Tres
de s...
Hace 5 días
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