Por Marcos Ochoa
Con la finalidad de ocultar el verdadero incremento de los precios, las autoridades decidieron intervenir el INDEC a fines de enero del año pasado. La primera medida fue desafectar a la directora del organismo, Gabriela Bevacqua, por oponerse a realizar modificaciones en el índice de precios al consumidor (IPC-GBA).
Con el correr de los meses, no sólo hubo alteraciones en el IPC-GBA sino que también se hicieron modificaciones metodológicas en otros índices: el desempleo, el estimador mensual industrial y el indicador sintético de los servicios públicos, entre los más importantes.
En el caso del desempleo, los datos del tercer trimestre del año pasado no surgieron de la metodología habitual sino de una proyección. Esto se debe a que no se pudieron relevar, por conflictos gremiales, los principales distritos del país, que componen alrededor del 60% de la encuesta. De esta manera, por no ser representativo del universo, el dato de 8,1% de desocupación quedó seriamente cuestionado. A su vez, también genera dudas el dato de desempleo de 7,5% para el último trimestre de 2007. La reducción del desempleo en 1% con respecto al 2006, según el informe del INDEC, se explica no tanto por la creación de empleo sino porque muchas personas dejaron de buscar trabajo. Este comportamiento de las variables sociales no resulta compatible con el fuerte crecimiento de la economía.
El estimador mensual industrial (EMI) del mes de julio se difundió en dos versiones: en la habitual se incluyó la producción de acero y en la otra se la excluyó. Las autoridades en su oportunidad informaron que la realización de dos índices obedece a “circunstancias excepcionales” (paradas de planta por obras de ampliación) en la producción de acero.
En realidad, la nueva versión del EMI pretendía ocultar la restricción energética del mes de julio. Así, el nuevo índice (sin acero) registraba un crecimiento anual de 5,4%, mientras que el tradicional crecía sólo 2,7%.
Sobre el indicador sintético de los servicios públicos (ISSP) se realizaron varios cambios arbitrarios: durante el mes de julio se reemplazó la serie de producción de gas por la de consumo, y en agosto sucedió lo mismo pero con el rubro electricidad. El objetivo de ambos cambios también fue disimular el impacto de la crisis energética. En septiembre, los cambios tuvieron que ver con la modificación del año base y de las ponderaciones entre las distintas ramas de servicios.
Es decir, no sólo el IPC está sospechado sino que hoy son varios los índices que no tienen credibilidad. Sin embargo, la manipulación es aún más evidente en los índices que se utilizan para calcular la inflación. Especialmente si comparamos el comportamiento de los precios de la Capital Federal y el conurbano bonaerense (IPC-GBA) con la evolución promedio de las provincias (que nosotros llamamos IPC-PROV) para más detalles ver editorial de julio de 2007.
Si observamos la variación mensual histórica de los dos índices de precios, se observa que para todo el año 2006 tenían un alto coeficiente de correlación (0,80), en cambio para el 2007 fue incluso negativo (-0,30)1 .1 El coeficiente de correlación se utiliza para saber si existe alta, baja o nula relación entre dos índices.
Por otra parte, el índice IPC-GBA cuestionado muestra un comportamiento decreciente de la inflación anual desde los últimos meses del año 2006. En cambio, el IPC-PROV muestra una tendencia creciente desde noviembre de 2006 hasta octubre del año pasado y a partir de este mes registra un desempeño decreciente. Sin embargo, este último comportamiento nos genera muchas dudas dado que temporalmente coincide con las denuncias de manipulación de los datos de la provincia de Mendoza. La titular de la dirección de estadísticas de esta provincia declaró en más de una oportunidad que el INDEC modificó los datos brindados por ellos. Tiempo después, luego de que asumiera el gobernador kirchnerista Dr. Celso Alejandro Jaque, la funcionaria dejó su cargo. De esta manera, ahora las dudas también se trasladan a los índices provinciales.
A partir de las estadísticas provinciales, los técnicos que se encuentran en conflicto con el gobierno proyectaron que la inflación real de 2007 se ubicó entre el 22,3% y 26,2%, mientras que las autoridades nacionales anunciaron que la inflación fue de 8,2%. Sin embargo, la brecha es más grande aún en el rubro Alimentos y bebidas, según el índice oficial el aumento fue de 8,6% mientras que el aumento real estimado se ubicó entre 36,4% y 39,5%.
El balance que se puede hacer de esta manipulación es muy negativo. En un principio el IPC-GBA dejó de ser confiable por no representar el verdadero comportamiento de los precios (las diferencias de comportamientos se deben a que el cálculo del IPC-GBA se realiza con los precios sugeridos o los informados por los entes oficiales, mientras que en el interior del país se toman los valores reales que pagan los consumidores en los comercios). Y además, por el efecto cascada que tiene sobre otros indicadores, muchos índices dejaron de ser creíbles. Entre los más afectados se encuentran:
1. Pobreza e indigencia: estos indicadores sociales surgen de comparar los ingresos de los individuos con las canastas de pobreza e indigencia. Si los precios relevados se encuentran por debajo de la realidad, las canastas tienen un valor inferior al verdadero y por lo tanto el resultado es que se subestiman los indicadores sociales. Para el Instituto de estudios y formación (CTA) la pobreza no se encuentra en 23,4% como informó el INDEC, sino que se ubica entre 27% y 28,8%. En el caso de la indigencia la estiman entre 9,9% y 10,6%, mientras que el dato oficial fue de 8,2%.
2. Ventas de supermercados y shopping (centros de compras): para medir las ventas reales se deflacta la facturación corriente de estos comercios por el comportamiento de los precios. A partir de esto, surge que las ventas reales (“en volumen”) se encuentran sobreestimadas, simplemente porque se compara con un índice de precios que es inferior al de la realidad. En este caso, resulta complejo estimar la distorsión.
3. Producto bruto interno (PBI): para calcular el valor final de los bienes y servicios, se utilizan distintos índices de precios (minoristas, mayoristas, costos de la construcción, etc.). Ahora, como el IPC es inferior al real, el PBI en pesos corrientes y el PBI a precios constantes se encuentran distorsionados. En el caso del PBI a precios corrientes existe una subestimación. Esto sucede porque en algunos sectores se utilizan las estimaciones de producción a precios constantes para luego adicionarles el comportamiento de los precios y de esta manera obtener el valor en términos nominales. Si suponemos que la inflación del año pasado fue de 22,3% la subestimación del producto en términos corrientes se ubicaría en torno al 2,8% para 2007. En el caso del PBI a precios constantes existe una sobreestimación. Esto se debe a que en el caso de los comercios y los servicios se utilizan las estimaciones de la actividad a valores corrientes para luego deflactarlas por el comportamiento de los precios y de esta manera obtener el valor en términos reales. Los diversos economistas que estudiaron este tema coinciden en que la sobreestimación no superaría los 0,7 puntos. Esto implicaría que el crecimiento de 2007 sería del 8% y no del 8,7% informado por las autoridades.
4. Distribución del ingreso: surge de analizar la participación relativa del capital y el trabajo sobre el producto. Si el PBI a precios corrientes está subestimado, la incidencia del trabajo sobre el PBI estaría sobreestimada. De esta manera, las estadísticas mostrarían una mejora en la distribución que no es tal, aunque la distorsión no sería significativa.
5. Coeficiente de estabilización de referencia (CER): este índice se calcula en base a la variación pasada del índice de precios al consumidor (IPC-GBA) y se utiliza para ajustar tanto los depósitos como las deudas pesificadas en el sistema financiero. En este caso, como la inflación es menor a la real, la rentabilidad de estas inversiones financieras fueron afectadas aproximadamente en 14 puntos.
Por otra parte, el IPC se utiliza para deflactar distintas variables nominales, entre las más importantes se encuentran:1. Salarios reales: esta variable surge de comparar el comportamiento de los salarios nominales con el comportamiento de los precios. En este caso, como el IPC es inferior a la realidad, el poder adquisitivo del salario se encuentra sobreestimado. Si consideramos el comportamiento anual, los salarios que más se incrementaron son los del Sector público 28,4%. Luego le siguen los No registrados 24,1%, el Nivel general 22,7% y por último los Registrados 20%. Si tomamos el rango inferior de inflación calculado por los ex técnicos del INDEC, sólo los empleados en blanco del sector privado pierden poder adquisitivo. El resto, superan levemente el incremento de los precios. En cambio todos lo sectores pierden poder adquisitivo en términos de los alimentos y bebidas, dado que estos crecieron 36,4%.
2. Tipo de cambio real: esta indicador surge del cociente entre los precios internacionales medidos en pesos y el nivel de precios local. De esta manera, como el IPC es inferior a la realidad el tipo de cambio real se encuentra sobreestimado. Teniendo en cuenta la manipulación del índice de precios el tipo de cambio real multilateral no sería de 2,53 (dic01=100) como informa el BCRA sino que sería 2,24. Es decir que se encuentra sobreestimado como mínimo en 13%. Por su parte, el tipo de cambio real en dólares se ubicaría en 1,60 y no en 1,81 como informan las autoridades.
En síntesis, podemos concluir que la falta de credibilidad en los índices perjudica a las negociaciones colectivas de trabajo (paritarias), porque se ignora cual es la verdadera pérdida del poder adquisitivo del salario, y afecta las inversiones financieras, porque se desconoce su rentabilidad, y el análisis de los proyectos de inversión porque distorsiona tanto la proyección de los flujos como a la tasa de descuento. Por otra parte, el sector público también se encuentra afectado, pues al no poder observar con certeza la realidad no puede tomar las medidas apropiadas para solucionar problemas económicos. A su vez, en términos académicos, es muy perjudicial no tener indicadores de calidad, dado que la posibilidad de predicción de los modelos económicos depende de la capacidad explicativa que tienen sobre el pasado.
Así, la intervención ataca la credibilidad de una de las instituciones económicas más importante que puede tener un país: sus estadísticas. Sin lugar a dudas, el aumento persistente del riesgo país durante 2007 en parte se explica por la crisis en el INDEC, esto significa un mayor costo de financiamiento para la economía en su conjunto, que de persistir en el tiempo seguramente será superior al ahorro por el menor pago de intereses atribuibles a la manipulación de la inflación (CER).
En resumen, la manipulación del índice IPC distorsionó un conjunto de estadísticas que son de vital importancia para el análisis económico y la toma de decisiones tanto en el ámbito público como privado.
Marcos Ochoa
Economista en Jefe de UB MacroSíntesis y equipo Lic. en Economía (UNLP)
Master en Finanzas (UCEMA)Profesor Full Time del MBA de la Escuela de Economía y Negocios Internacionales de la Universidad de Belgrano
Fuente: Newsletter EENI Nº 2 - Abril/2008 Universidad de Belgrano
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