martes, 6 de mayo de 2008

UNA DECISIÓN ACORDE CON SUS PROMESAS ELECTORALES Y QUE MEJORARÁ LA PRODUCCIÓN DE GAS

Por Gustavo Calleja

La decisión del Presidente Evo Morales de concretar la posesión de la mayoría accionaria de las petroleras multinacionales que actúan en su territorio –de las cuales la más importante es Repsol YPF SA- está acorde con sus promesas electorales y también con la nacionalización dispuesta en los inicios de su mandato. No habrá divorcio entre las decisiones políticas y las empresarias. Al igual que con los logros energéticos de Brasil, nos alegra por ellos y nos entristece por nosotros. Además, se entronca con definiciones como las del Presidente norteamericano Frankling Delano Rosevelt antes de ocupar militarmente los yacimientos, quien sostenía que la política petrolera es demasiado importante para que la manejen los petroleros y tiene su correlato histórico en los antecedentes de las nulidades de las concesiones de Roca y quienes le siguieron de Marcelo T. de Alvear, y de Arturo Illia con los contratos frondizisitas, las expropiaciones de Lázaro Cárdenas y la recuperación de las áreas y de PDVSA por parte de Hugo Chávez. Ahora, y sin dudas, el único país del mundo que piensa que los hidrocarburos son un simple commodity es Argentina, donde la política y las decisiones estratégicas la fijan las multinacionales a través de los gobiernos nacional y provinciales.

Bolivia lanzó su nacionalización sin disponer de una empresa estatal propia y sus medidas respetan ese contexto. De percibir en el 2003 sólo U$S 400 millones de regalías pasó a U$S 2.000 en el 2007 y llegará a casi U$S 3.000 millones en el año actual. Además, de consumir internamente solamente el 2 % de su producción en el 2203, ha llegado al 20 % en el 2007 y sigue en ascenso. Ambos datos hablan a las claras del éxito de su política.

El proceso de nacionalización y la renuencia de las multinacionales prácticamente estancó la producción de gas. De allí que de una total de, aproximadamente, 39 millones de m/3/día consume localmente 8, exporta a Brasil cerca de 30 y, lógicamente, queda muy poco para Argentina; apenas llega a 1 millón de m/3/día; esto demuestra la irracionalidad energética de los contratos celebrados con Bolivia en el 2006, mediante los cuales ENARSA iba a construir una planta separadora de gases y desarrollar varios yacimientos, cosas que, lógicamente, no cumplió. La “travesura” kirchnerista de aumentar los precios a Bolivia para que esta nos prefiera ante Brasil fue un fracasó, pues Bolivia respetó el contrato con Brasil; no se puede manejar las relaciones internacionales en la misma forma que las internas del peronismo o con los radicales K. De este hecho deriva la negativa brasilera a ceder parte de sus importaciones y a llevarse el máximo de gas posible.

Existe ahora la posibilidad de que las decisiones del gobierno boliviano destinadas a desarrollar y explorar se concreten y mejore la critica situación gasífera de nuestro país. De esta forma se habrá vencido la renuencia de Repsol YPF que, al igual que lo hace en Argentina, retira miles de millones de U$S de utilidades pero no invierte un dólar en la región: pero lo hace en Libia, por ejemplo. Asimismo, sus reservas zonales caen rápidamente y han debido ser ajustadas ante la Comisión de Valores de los EEUU (SEC) a causa de la denuncia que formulara el primer Ministro de Hidrocarburos de Evo Morales Andrés Solíz Rada y sobre la cual el Gobierno de Kirchner guardó absoluto silencio, cuando el motivo –“inflado” de reservas era similar en concepto y volumen. Además hará posible la construcción del Gasoducto del NEA, que demandará unos 20 millones de m/3/día y beneficiará a los argentinos de esa región (por lo menos en volumen), marginados de las redes de gas natural y condenados a pagar un 1.000% por las garrafas de GLP, a causa de la privatización de Gas del Estado dispuesta por Carlos Menem en 1992 y de la Ley del GLP promulgada por Néstor Kirchner en el 2005, que fija como referencia al precio internacional.

Buenos Aires, 1 de mayo de 2008

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