martes, 16 de diciembre de 2008

El poder y el peronismo

Por Oscar Eduardo Torres Avalos
El "corsi e ricorsi" de Gianbattista Vico se da irremediable y grotescamente en el peronismo. El veterano intendente de Tres de Febrero, el metalúrgico Hugo Curto lo dijo sin medias tintas y hay que reconocérselo. "Fui menemista con Menem, duuhaldista con Duhalde y kirchnerista con Kirchner, quien no es peronista. desde afuera no podrá comprender esto". Tiene razón Curto. Esa es, fue y será la lógica del peronismo. Eso explica a Kirchner y a todos los que se pasan de un lado a otro, de barquinazo en barquinzo (banboleándose como zapallo en le carro) se apoyan, ora en Menem, ora en Duhalde, ora en Kirchner. El caso del ing. Felipe Solá es paradigmático. Fue Secretario de Estado con Menem, Vicegobernador de la Pcia. de Buenos Aires de la mano de Duhalde, gobernador con Kirchner y ahora que Kirchner empieza a hacer agua, siguiendo la lógica peronista de siempre va en busca de un nuevo liderazgo, el suyo si le da el cuero o el de a quien se le "dea". Qué hay detrás de esa lógica. Está la obseción del poder. No hay otra lógica. El poder para el peronismo es lo que la miel a las moscas. Atracción fatal. En una reciente biografía de Charles De Gaulle, su autor, Dan Cook, dice. "Hay un sólo tema en la vida de Charle De Gaulle: el poder", claro que el propio De Gaulle observa en sus "Memorias": "algunos, soportaban de muy mal talante que el poder fuera poder". Naturalmente que la distancia que media entre De Gaulle y el peronismo es infinita y por tanto de imposible medición pero, no obstante, sirve como tabla de apoyo para comprender la lógica del poder del peronismo. El peronismo -los peronistas- no tiene otro norte que el poder. No hay otra meta. Para eso se vale de cualquier medio. Aunque ya lejos en el tiempo, no está mal recordar la anécdota de las flores que le dejó en la puerta de su domicilio madrileño Carlos Menem a Isabel Perón cuando se creía que aún conservaba algo de aquel magnetismo de Juan Domingo Perón. Eran flores cargadas de de ambición de poder, no había cariño sino adulonería, congraciarse con el dedo verticalista con vista al poder, las ganas de conseguirlo de cualquier manera, a cualquier costo. Por qué Menem dijo una cosa en su campaña electoral e hizo todo lo contrario a lo prometido ya en el gobierno. Menem lo explicó de la manera rudimentaria pero real. Si no mentía nunca hubiera conseguido ganar aquella elección. Y muchos, particularmente las clases conservadoras, aplaudieron esa "viveza" criolla del Viejo Vizcacha. No hay reparos para llegar al poder. Todo sirve y lo que no, se tira sin contemplaciones. En esta lógica política no hay amigos sólo aliados o enemigos. Kirchner es igual a Menem o Duhalde. Por el poder cualquier cosa aunque habría que salvar el caso Duhalde porque -guste o no este personaje- llegó al poder en circunstancias especialísimas, llegó a un poder sin poder, en un rapto de sacrificio pues hacerse del poder allá por el 2002, era tomar una barra de hierro al rojo vivo. El poder es al alcohol luciferino del peronismo. Lo lleva al triunfo al tiempo que al desprestigio. Ahí está su derrota sin atenuantes en el 83. Quería volver al poder si o si para eso si había que ratificar la autoamnistía de la dictadura.
Primero el poder, después el poder y siempre el poder. En otro contexto, la misma lógica del indulto.
"Somos el partido del poder" se jacta. Lo que desde cierto punto de vista es correcto. Nació en el poder para el poder. Perón lo dijo sin tapujos desde aquel balcón, Venimos a "sellar la unión pueblo-ejército-policía". Fué el 17 de octubre de 1945, bajo una dictadura militar que lo cobijó y alentó. Esa fue su acta de bautismo. Ni el "Duce" ni el más duro represor de la última dictadura militar se habrían animado a hacer semejante precisión. No obstante ganó una adhesión popular que llegó a la idolatria. Algunas causas hubo, no se llegó a ello porque si. Una década atrás -el huevo de la serpiente- se gestó lo que ya era realidad. Se había incubado un proto que "que se vayan todos".
El poder peronista todo lo abarca, es vampírico. Desde López Rega a Firmenich. Desde Kirchner a Rico. Desde Kunkel a Alberto Fernández. Desde Menem y María Julia Alsogaray a la Sra. Eve de Bonafini y Vaca Narvaja. Desde Moyano a la UIA y sus complacencias. Todo vale en función del poder. Y ¡uay! de quien pretenda disputárselo. Allá está el ejemplo de los 13 paros generales de la CGT a Alfonsín, cuando los compañeros de la CGT comparaban a Sourrouille con Martinez de Hoz... y despues con Cavallo ...silencio de radio.. Había que estar con Menem, con la convertibilidad, con la "macrieconomía", con la patria privatista. Era el llamado del poder. Muy bien por Curto, un valiente que dijo lo que ningún peronista dice. Tuvo el coraje de hacerlo y animarse a decirlo. ¡Bien compañero!.
Claro que hay un detalle, que el peronismo nunca comprendió ni está en su pentagrama. El poder sin autoridad es nada, Es tener el tren bala y no terner las vias.
Aquí empieza el descacaramiento de todos los peronismos, el peronismo. Aquí es cuando -como le ocurre al matrimonio Kirchner- chocan contra el gigantesco iceberg. De nada vale entonces tocar el violín en la cubierta del Titanic. El barco se hundirá por si mismo. Sin la ayuda de nadie. Los gorilas desaparecieron por propia inoperancia, los peronistas pese a su arraigo popular, también. Alguna vez, salvando las distancias, en Alemania Adolf Hitler fue muy popular, alguna vez Benito Mussolini fue muy popular en Italia. Sabían de poder, nunca entendieron lo de la autoridad. Así terminaron ... como terminó el matrimonio Ceacescu.
Esta vez ya no será víctima ni podrá victimizarse. Se hundirá por su incapacidad e inmoralidad en la ciénaga de la inoperancia y la corrupción.
Saber lo que tenemos por delante, prepararse para saber capear el temporal dentro del marco de la crisis global, Es la clave de nuestro futuro próximo. Es una cuestión eminentemente política, donde la idea de una nueva Unión Cívica deberá rondar en nuestras inteligencias no para una elecciòn sino para la Naciòn. Ese es el camino. De Gaulle, ya que lo citamos, llegó a fuerza de su intransigencia sabíendo que sin autoridad todo poder es efímero. Sabía que detrás de él estaba Francia. Nos cabe la responsabilidad de entender que detrás de nosotros está la Nación Argentina.
De Gaulle, salvó al Estado francés. Nosotros, en nuestro ámbito y en nuestra época debemos salvar al Estado argentino, un estado grande para problemas chicos y chico para problemas grandes.
Alfonsín lo hizo en el 83, hace 25 años, Nosotros en vez de tantas trasloas hacia su persona dediquémosno a mercerlo en los hechos de la política. A veces nos mostramos unánimes en la oposición pero no ocurre así a la hora del entendimiento. Esto es una asignatura pendiente que no quiere decir pendiente por descendente sino por ascendente.
A la hora de nacionalizar el peronismo nacionalizó mal, a la hora de privatizar, privatizó peor, a la hora e renacionalizar lo hace mucho peor pero siempre bajo un denominador común que atrraviesa su historia: la corrupción. De Miranda a De Vido es una historia negra empeorada por un permanante engaño al pueblo argentino.
Sin duda que en el haber del peronismo hay justicia social en abundancia pero en su debe hay injusticia social, tambien en abundancia. Lo primero es respetable pero de nada valió porque la justicia social con autoritarismo se desdibuja. Lo segundo tambien pues si bien hubo libertad la injusticia social ahondó la brecha entre pobreza y la exclusión social y la riqueza de unos pocos dió nacimiento a una nueva oligarquia que asoló y asola a nuestro paìs.
2008, 25 años de democracia. Alfonsín la recuperó, a nosotros nos toca merecerla y merecerlo. Hemos alcanzado algo pero falta y falta mucho para alcanzar ese ideal de felicidad, que el célebre filósofo del derecho, Hans Kelsen, definió como la justicia.
Estas son mis reflexiones mínimas a 25 años de democracia.

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