Por Carlos Alejandro Cebey
CAPITULO I: SALTA, CAPITULO II: CÓRDOBA...
El 12 de diciembre de 2008, frente a la puesta en vigencia en Salta de la educación religiosa en las escuelas públicas, escribí: “La decisión de Salta configura un grave retroceso que consolida el que se viene produciendo desde 1958 en adelante.
En efecto, la legalización de la educación privada consolidada por la ya derogada ley Federal de Educación del período menemista se reflejó en esa creación doctrinaria que pone en pie de igualdad las escuelas públicas y las privadas so pretexto de la gestión y las identifica como “escuelas públicas de gestión estatal y de gestión privada”.La nueva Lay Nacional de Educación kirchnerista consolida tal denominación y la afianza, agregando las variables cooperativas y sociales que, a n uestro entender, son tan privadas como las privadas.No existe norma nacional alguna que impida la decisión de la Provincia de Salta y esa omisión de la legislación no es casual. Ni al menemismo ni al kichnerismo lo conmueve la palabra laica. Sin embargo, para una inmensa cantidad de docentes, profesores, egresados universitarios la LAICIDAD es condición necesaria para una educación que pretenda generar pensamiento crítico. Por qué? Porque las religiones, no importa cuál, llegan a un momento en el desarrollo de su doctrina que la razón deja paso a la fe. La fe, ese sentimiento que se invoca desde las religiones, no es patrimonio de todos. Por el contrario, la mejor tradición educativa argentina no se ancla en la fe, sino en la razón por que esta no pone límite a la capacidad de análisis.”
Córdoba ha comenzado a escribir el Capítulo II de este grave retroceso. Dije también:”Se va argumentar que podrán enseñarse todas las religiones…, girará alrededor de la “tolerancia a todas las religiones”.Y los que no la tienen, los que no queremos tenerla, lo que hacemos elección racional de nuestro compromiso con el humanismo y la ética de la solidaridad dónde nos pondremos? Cómo se sentirá el nieto o bisnieto de algún anarquista o marxista, que los hay y muchos en la Argentina, que concurra a clases en una escuela de estas características?”
Y digo para Córdoba hoy: Cómo se sentirán los sobrevivientes del Cordobazo y el Vivorazo? Como los ya casi abuelos jubilados militantes del Sitrac y el Sitram, del Luz y Fuerza de Agustín Tosco, los mecánicos de Elpidio Torres, los radicales lúcidos y comprometidos como Carlos Becerra y Conrado Stonari? Como se sentirán los herederos de la reforma Universitaria de 1918, militen en el sector ideológico que militen? Acaso todos ellos eran militantes “occidentales y cristianos” o influidos por ñas vertientes del llamado “cristianismo revolucionario?
Una reflexión final: si el principio fundante de los objetivos de las políticas educativas no se centra en el LAICISMO, nada impide que la religión se enseñoree en las escuelas. Lo de Córdoba, que se suma a lo de Salta es la “frutilla” visible de un largo proceso que incluye, entre otras cosas, la entronización de imágenes en escuelas y aulas, la utilización de los espacios escolares para actividades religiosas –preferentemente de la Iglesia Católica- y situaciones como la imposición de manos a los alumnos para despiojarlos, hecho este que ocurrió hace no muchos años en una localidad bonaerense fuertemente marcada por la religiosidad popular.
Córdoba y Salta tienen una diferencia: al menos en Córdoba hubo debate, movilización y votos en contra por parte de la oposición.
Salta antes y Córdoba ahora están consumando la obra retomada por los Domingorena, los Van Gelderen y los Salonia, continuada por Decibe, consolidada por Filmus y convalidada por Tedesco: borrar toda referencia al LAICISMO de la legislación escolar.
CARLOS ALEJANDRO CEBEY
LA PLATA, diciembre 16 de 2008
ALEJANDRO CARBÓ
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Alejandro Carbó Ortiz nació en Paraná el 16 de abril de 1862 y murió en
Córdoba el 1º de julio de 1930. Se destacó como docente y legislador. Tres
de s...
Hace 4 días
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