domingo, 30 de marzo de 2008

Los pecados capitales de Cristina

POR GUSTAVO ARAMBURU

Dos horas después del discurso de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, empezaron a sonar las cacerolas en distintos puntos del país, ni en la peor de las pesadillas de la pareja presidencial, estas hubiesen imaginado ser victimas de cacerolazos batientes en la mismísima Plaza de Mayo. Puede decirse que las manifestantes tenían quejas o motivos disímiles, alguno de los cuales quizás poco tienen que ver con el campo, pero nadie puede negarle una cosa, fue espontánea. En el Interior, las plazas de los pueblos y ciudades también fueron el punto de encuentro de las protestas. Uno de los primeros cacerolazos fue en la localidad de Suipacha, donde los tractores desfilaron por las calles mientras los vecinos los vitoreaban en las veredas.
Que un impresentable como Delia diga que quienes cortan las rutas o quienes ayer manifestaron en las plazas del país son la puta oligarquía, es una cosa, pero mas grave es que quien conduce los destinos del país, exponga la misma hipótesis en una forma mas intelectualmente estructurada.
Conducir un país, en principio exige trabajo diario y esfuerzo, a lo que no parece ser muy afecta nuestra Presidenta, pero asimismo exige dialogo, y conocimiento de las realidades sectoriales. Se esperaba un discurso de calma de un Presidente y escuchamos un discurso de confrontación de una militante.
La sociedad empezó a hartarse del puño crispado y la virulencia verbal permanente, la ira es un pecado capital, la soberbia es otro, y esto abunda en las formas de nuestra Presidenta, más allá de las retenciones.

Dr. Gustavo Aramburu

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