domingo, 8 de junio de 2008

¿POR QUÉ NO TENEMOS FERROCARRILES?

Por Eduardo Antonelli (Economista, UCR Salta)

¿Por qué?. La respuesta parece sencilla: “porque Menem los cerró” según su expresión: “ramal que para, ramal que cierra”. Sin embargo, la respuesta es un poco más compleja y se remonta a varias décadas atrás, allá por la década del 30 del Siglo XX.El gobierno de Justo surgido luego del golpe contra Yrigoyen en 1930, lanzó un plan de construcción de caminos buscando paliar la crisis de la economía mundial de 1929 que impactaba también sobre nuestra economía. Como resultado, se multiplicaron los caminos y por lo tanto la circulación de vehículos que comenzaron a competir con el ferrocarril, ya que los nuevos caminos habían sido construidos exactamente al lado de las vías férreas.
Esta construcción se financiaba con impuestos por lo que el tránsito estaba exento de ese costo para los vehículos, resultando el flete “más barato” que por ferrocarril ya que, mientras el camionero sólo tenía que gastar en combustible y amortización del vehículo, el ferrocarril absorbía además el mantenimiento de las vías, estaciones, señales, etc.
Claramente, se trataba de una competencia desleal porque es como pretender que las compañías de aeronavegación, además de comprar o alquilar sus aviones, mantenerlos, y pagar los costos del vuelo tuvieran
aparte que construir los aeropuertos, las torres de control, hacerse cargo de la radarización, etc
Obviamente, el Reino Unido, propietario entonces de los ferrocarriles, protestó, sin que el gobierno de entonces aceptara los reclamos y muy probablemente la reacción británica de refugiarse en sus dominios privilegiando las compras de carne vacuna a Australia y Canadá en detrimento de la Argentina haya tenido mucho que ver con la actitud de entonces hacia los ferrocarriles.
Los años siguientes mostraron el rearme ante la amenaza de Hitler y esa prioridad sumada al trato argentino discriminatorio al ferrocarril postergó su necesario reequipamiento, postergación que se tradujo en una indefinición total cuando el Reino Unido entró en guerra en Septiembre de 1939. Concluida la guerra y en el marco de un clamor alentado desde el gobierno de Perón por la argentinización del ferrocarril, éste paso a manos del estado argentino con grandes festejos del gobierno de entonces.
Se decía que era costumbre en tiempos del ferrocarril británico poner en hora el reloj con el arribo del tren, de una puntualidad ejemplar. Las anécdotas también cuentan que el tren que llegó a destino en el primer viaje de los ferrocarriles argentinos llegó cinco minutos tarde... lo que es un verdadero logro habida cuenta de los retrasos de hasta un día o más que se hicieron comunes pocos años después.
El ferrocarril estatal se caracterizó casi sin excepción por la ausencia total de inversiones en vías, material tractivo, rodante, señales, etc, con lo cual la calidad de los servicios se fue degradando a la vez que el propio gobierno alentaba, al menos por omisión, el no pago de boletos en el cinturón urbano capitalino como una “changa”, tal cual lo dice una popular canción: “y la changa cotidiana/de trepar por la ventana/a ese tren que los devuelve a su lugar...” (J. Marziali, "Los Obreros de Morón"). El resultado no podía ser otro que el colapso total del ferrocarril y así se fueron dando las “soluciones” consistentes en cerrar ramales y de más de 34.000 km de vías férreas hacia 1930 nos quedan aproximadamente la mitad...
A modo de consuelo, ante la pregunta desgarradora de los argentinos: “¿y ahora quién podrá ayudarnos?...” el gobierno nos ha puesto un camionero al frente de nuestro Belgrano, por supuesto, enteramente consustanciado con la problemática del ferrocarril y acérrimo defensor del mismo...

Fuente: Juventud Radical Salta Capital
www.ucrsalta.org.ar/jr

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