sábado, 21 de junio de 2008

Tres preguntas desde la Reforma del ’18

Por Marcelo Guouman

Algunas publicaciones de cultura política de nuestro país, vienen haciendo referencia al aniversario número 40 de las revueltas estudiantiles y sociales, ocurridas en el año ’68. En una línea de lectura, se destacan los acontecimientos de Paris, Praga y México, cómo eventos que construyeron un mensaje que generaría profundos cambios en la Cultura occidental. Se trata del mayo del 68 francés, de la primavera de Praga, y de los acontecimientos ocurridos en México, en donde los estudiantes universitarios que reclamaban fuertes reformas, terminaron siendo reprimidos en lo que más tarde se conocería como la matanza de la plaza de Tlatelolco.Fueron enormes movimientos contra el autoritarismo, que en un contexto de guerra fría, enfrentaba a dos formas de poder: El imperialismo americano y el imperialismo soviético.Fueron también movimientos cuestionadores de la cultura de época, debatiendo el rol de la Familia, los medios de comunicación y la enseñanza.Según algunos autores, el año 68, representó la irrupción de un nuevo sujeto social, “la Juventud”, que irrumpe en la historia. Insisto especialmente, según algunos, “asumiendo por primera vez el rol de sujetos políticos de cambio social”. (1)Esta última visión me generó alguna duda:¿Acaso en la Argentina de 1918, no hubo una generación de jóvenes que actuó en términos de sujeto político de cambio, promoviendo una transformación educativa y universitaria de avanzada para el mundo de la época?El “Manifiesto liminar”, la proclama de los jóvenes universitarios cordobeses, comenzaba con un título por demás sugerente para el punto: “La juventud argentina de Córdoba, a los hombres libres de Sudamérica”, decía. Y todo el texto construye un “yo” que se coloca en términos de un mensaje de los jóvenes universitarios. La autoconciencia de “generación” política que busca cambios, se me ocurre, era más que evidente. Por otro lado, es bien claro que no se trato de un proceso, digamos, universal, a diferencia de los acontecimientos de 1968, pero su impacto generaría expectativas y transformaciones en toda América Latina y aportaría a construir una generación latinoamericana que actuaría rápidamente en sus respectivos países.---
En segundo lugar, pretendo en este texto resaltar un aspecto del ideario reformista que me parece sustancial incluso para entender la historia de la universidad pública argentina.La Reforma del 18, formuló un enorme aporte a la construcción de una práctica política de dialogo y construcción de consensos, como acciones previas a la toma de decisiones. El cogobierno Universitario, es la expresión de ese proceso. Las universidades argentinas, pasaron de ser dirigidas por un sector de la sociedad, (aquella universidad cordobesa, por ejemplo, era dirigida por un sector de la iglesia católica antes del proceso reformista), a convertirse en uno de los ámbitos públicos más democráticos. Su gobierno, desde 1918 en adelante, (Con las excepciones de las etapas de gobiernos autoritarios) es conducido por representantes electos directamente de los tres claustros que participan de su vida comunitaria: Docentes, estudiantes y graduados. A se vez, dichos representantes, que tienen mandatos que sólo duran entre uno y dos años, gobiernan las casas de estudios en Consejos (directivos o superiores), en donde se toman todas las decisiones, que sólo luego, son ejecutadas por el decano o rector.Las decisiones en ese ámbito son administrativas, pero además pedagógicas y académicas. Y esto segundo es quizás lo más importante: Pues representa un modelo que habilita a que todas las miradas o perspectivas científicas puedan recorrer los pasillos y aulas universitarias, al ritmo de las decisiones democráticas y plurales de los consejos. Su consecuencia, entre otras: la Libertad de Cátedra. Desde entonces, la denominada “democracia de los pies”, funciona en la mayoría de las casas de altos estudios, pues caminando, el estudiante se dirige hacia el curso del docente que considera de mayor calidad, y a quien mayor respeto le tiene.La universidad previa al 18, era cerrada para una elite económica, era dogmática y costosa. La posterior, abierta, pública, gratuita y con participación democrática.¿No es el cogobierno universitario una de las invenciones más lúcidas, originales y transformadoras de la historia de la educación?: Lo digo por su impacto pedagógico. Pero fundamentalmente por formar desde la democracia, para la vida democrática.
----En los momentos en que se escriben estas notas, nuestro país vive momentos difíciles. El conflicto entre el campo y el gobierno, ha logrado conmover a la sociedad en su conjunto. Ahora bien, ¿que tiene esto que ver con la Reforma del 18? Pensémoslo junto a Juan Carlos Portantiero:
“Todo comienzo de un proceso social puede resultar engañoso. Y el arranque del movimiento reformista, el motivo que desencadena los sucesos, aparecerá ante sus contemporáneos como algo nimio, difuso. Un desorden estudiantil, hijos que se revelan contra sus padres. La receta de la contraofensiva parece fácil: Reprimendas a los cabecillas, un poco de tiempo y todo volverá a sus carriles. Pero es que a veces la historia trata de expresarse en las pequeñas cosas y el movimiento de las estructuras sociales libera fuerzas cuyo lenguaje en un primer momento es confuso. Entonces, no bastarán las reprimendas y los protagonistas aprenderán que un período de cambios se ha abierto”. (Juan Carlos Portantiero, Estudiantes y Política en América Latina.) (Pág. 30).
Cuando los estudiantes de la Facultad de Medicina (de Córdoba) comenzaron la protesta por la supresión del internado para alumnos avanzados de la carrera en el Hospital de Clínicas, sin dudas desconocían el resultado final del conflicto.Desconocían que era el comienzo de una creación que le cambiaría la vida a cientos de miles de argentinos. Quizás desconocían, además, que habían abierto una etapa de profundos cambios.Nuestros productores en protesta, quizás, no sepan el final de la historia que están construyendo.Pero quien escribe estas líneas, prefiere pensar que tanto como los jóvenes del 18 construyeron democracia e institucionalidad desde la protesta, los hombres de nuestro campo, estén intentando decirnos que las deudas de nuestra joven democracia, sólo se van saldando desde el compromiso acompañado de acción. Por supuesto que lo dicho anteriormente, tiene sólo el valor de una conjetura, pero alcanzaría con que forme parte del balance de la cuestión.Aquellos jóvenes lo hicieron lentamente. Llevó décadas que su sueño se asiente. Pero su enseñanza indica que nos podemos hacer cargo del futuro. Que la historia de nuestro futuro permanece abierta, con páginas que reclaman ser escritas: Hoy el conflicto campo – gobierno, y sobre todo el rol que asume este último, nos reclama desde algún punto, que las llenemos de cultura democrática.

Marcelo Guouman fue vicepresidente de la Federación Universitaria Argentina y presidente de la F.U.E.R. por Franja Morada. En la actualidad es miembro de la comisión directiva de la Fundación Instituto Moises Lebensohn.

Fuentes Consultadas:(1) Revista Ñ. Número 242.“Estudiantes y política en América Latina”. Juan Carlos Portantiero. ED. Siglo XXI.“Los 68”, Carlos Fuentes. ED. Debate.“Estudiantes y Gobierno Universitario”. Gabriel del Mazo. ED. El Ateneo.

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